5- Martina el cajero de los bohemios


El ruso fue un gran acompañante para esa noche,
pero no duró mucho más, el DA DA DA no se pudo estirar más así que como yo no iba a aprender ruso ni el otro idioma preferí dejarlo para casos de emergencia, para esos días que a uno no le apetece hablar sino sentir. Mi mente seguía ausente cuando el conductor me dijo “ya estamos aquí”, llevaba un buen rato de evasión en mis memorias, y menos mal porque el conductor no había parado de hablar desde que me recogió. Le dí la propina y me despedí de él.
Finalmente ya estaba en el apartamento en el Lower East Side, en la zona de Nueva York que más me gusta. Ahí esta todo lo que me intetresa, los restaurantes, el gimnasio, los bares y los chicos, todo lo necesario para pasar una buena temporada.  
Como de costumbre el apartamento estaba impecable y con una decoración muy cuidada, una casa tan organizada para una dueña sentimentalmente caótica. El apartamento era de una amiga escritora y amante de los amores imposibles o sea que le gustaba el drama. Este verano se encontraba trabajando en su próxima novela, bueno esa era la versión oficial, la verdad es que  había conocido a un australiano en uno de sus viajes por Tailandia, y algo le daría que se volvió a marchar todo el verano para según ella descubrir el poder del amor.  Me contó que él era un escritor que estaba trabajando como camarero pero que en realidad tenía mucho potencial. “Será el próximo Hemingway". Pero para ella todos sus amantes-novios son Hemingway, Picasso u Orson Welles, no hacía falta mucho para obtener el título de artista en potencia, bastaba con escribir una postal sin muchos errores ortográficos dibujar un garabato en una servilleta o sacar una foto que no sea muy borrosa. Ella siempre veía el potencial en todas partes. Su nuevo descubrimiento, según ella, estaba enamoradísimo pero escondía su amor porque la quería demasiado para hacerla sufrir. Pero entrelíneas yo leía “el tío me da un sexo tremendo, no tiene ni un duro y trabaja de lo que puede. Debe de tener treinta mil amantes mas, pero no me importa”.  Yo le contestaba, “si el amor todo lo puede y seguro que descubrirá lo mucho que significas para él”. Entiéndase “el dinero lo conquista todo y seguro que con la cantidad adecuada serás la única por esta temporada”.
 Martina que es como se llama la susodicha, cree que el amor todo lo puede, y piensa que su misión en esta vida es inspirar, ella se ve como una musa del arte, pero yo creo que sus amantes la ven mas como un cajero automático.

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